EL CORZO

 

Capreolus Capreolus


Son muchas las veces que en la naturaleza me he encontrado con este bello animal, conocido como el "Duende del bosque" y no le falta razón a este sobrenombre, su capacidad para desvanecerse y su agilidad convierten sus apariciones en algo mágico, en algo que nunca olvidarás, la mayoría de las veces son apenas unos instantes en los que lo ves y se evapora y otras aparece inesperadamente en un recodo del camino. El corzo es un animal solitario, la gran mayoría de las veces que lo  encontremos lo veremos solo.

El corzo es un pequeño cérvido cuya longitud varía entre 90 y 135 centímetros y presenta una altura de entre 65 a 75 centímetros; su pelaje cambia con las estaciones, corto, liso y de un tono rojizo en el verano y largo, denso y de un tono castaño en el invierno. Solo los machos presentan cuernas, como el precioso ejemplar de las fotografías, las cuernas se caen a finales de otoño y comienzan a crecer de nuevo hasta su desarrollo completo ya en primavera. 

A mediados del mes de junio suele producirse su celo, su manera de indicar su presencia es con una ladrido, si, lo que leéis, su reclamo es parecido al ladrido de un perro y es el macho el que ladra para atraer a las hembras a su territorio, hay que decir que los machos son muy territoriales y no permiten la presencia de ningún otro en su territorio.

Una curiosidad del celo del corzo es lo que conoce como diapausa embrionaria proceso mediante el cual la corza consigue detener su gestación para hacer coincidir el parto con la primavera del año siguiente. La gestación no se produce inmediatamente después del apareamiento el desarrollo del embrión se detiene y este permanece en un estado latente hasta el mes de diciembre. En ese momento continúa desarrollándose y se producen los partos en el mes de abril. En total transcurrieron unas 40 semanas desde la fecundación hasta el nacimiento, aunque realmente la verdadera gestación dura sólo 19 semanas.

Y como fue este encuentro, tuve la gran suerte de ir caminando en las primeras horas de la mañana, a ellos y a mi nos gusta madrugar, este precioso ejemplar macho pastaba tranquilamente en un verde prado lleno de flores y yo caminaba por un sendero no muy lejos, oculto por las ramas del árbol en un primer momento apenas le veía y claro tampoco el a mi. El camino estaba cubierto por un murete de piedra de bastante altura, así que fui caminando sin asomarse hasta un lugar en el que el árbol ya no me impedía verlo tranquilamente, después de un buen tiempo observándolo y disfrutando de su compañía (tal vez el tiempo que más he estado contemplando un corto en mis años en la naturaleza) me fui y allí quedo en aquel prado disfrutando de su desayuno.


 

Comentarios

  1. Bonitas fotofrafías. Son bonitos los corzos, un placer disfrutar de ellos.

    Que estés pasando un feliz día, CARLOS.

    Besos.

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    1. Es un animal precioso.
      Gracias Maria, un beso también para ti.

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  2. Maravillosas fotografías, hermoso animal, son como los duende del bosque.
    Que pases un hermoso fin de semana.
    Besos

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    1. Tiene fama de ser un duende y más que merecida.
      Buena semana para ti.
      Besos

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