SIERRA DE ARANGA DESDE ACIERA
"La Sierra de Aranga se levanta en su mayor parte dentro de Proaza y sólo la vertiente SE cae en tierras quirosanas. Las estribaciones de la vertiente S se apoyan sobre el embalse de Valdemurio y los pueblos de Aciera y El Llano. Toda la Sierra presenta precipicios con caídas escalofriantes al fondo de sus ásperas encañadas, que le dan la bravura de los grandes riscos, siendo difícil sustraerse al hechizo de aquellos tronos roqueros que se alzan por sus alturas. Aquí están los gigantescos espolones de la Forcá (1.111 m.), la Verde (1.181 m.) y el Cueto Mar (1.177 m.)."
Extraído del libro "Sierras interiores de Asturias"
Raimundo González Cuenco "Mundo"
Aciera es una pequeña aldea encaramada en la falda montaña, de un Concejo tan montañero como el de que Quirós. La ruta de hoy se inicia en este precioso pueblo y fue realizada a finales del mes de diciembre, después de uno días de mucho frío con tremendas heladas matinales. El sol hizo acto de presencia y y apetecía cerrar el año en la montaña. Salimos del aparcamiento habilitado a la entrada del pueblo en dirección a la vecina aldea de El Llano, en un primer tramo vamos por carretera ya con vista a lo que sería la subida por la Canal del Visu lugar por el que entraremos en la Sierra de Aranga. Desde este pequeño núcleo rural nos dirigimos ya por sendero a los murallones de la Escuela de Escalada de El Llano, el sendero va ascendiendo en continuas revueltas para adentrarse en esta preciosa canal.
La canal no da tregua, el sendero va zigzagueando por ella y que no te deja casi respirar, el desnivel se va notando a medida que vas ascendiendo por ella, lo bueno es que vamos al sol y entre la tremenda subida y el calor comienza a sobrar ropa, parece un día primaveral mas que invernal; los días anteriores hacía siempre más frío en los valles y a medida que subiaa empezabas a notar más el calor, lo que se llana inversión térmica. Las vistas son impresionantes, cada vez más abajo El Llano y Aciera; y aún más abajo el embalse de Vademurio. Las pareces que tenemos a ambos lados están llenas de vías de escalada y las clavijas relucen en sus verticales paredes.
Llegamos a los últimos metros todavía más verticales, el esfuerzo es tremendo pero tiene la satisfacción de que vas reduciendo desnivel, el camino sigue zigzagueando y pronto deberemos dejar esta primera canal para cambiar a otra a nuestra izquierda, el camino pese a no estar marcado es muy evidente, damos paso a la cara Oeste de la montaña y el terreno se suaviza un poco, ya no es tan pendiente y aparece algún tramo de pradería y no vas tan encajonado como en este primer tramo de la canal.
El sendero sigue bien marcado, desde aquí podemos observar varias opciones para la subida, también aparece algún que otro jito, lo cierto es que siempre has de ir subiendo y rodeando los enormes paredones calizos que se sitúan sobre nuestras cabezas. El gps dice que ya estamos cercanos a la crestería de la Sierra pero aún debemos de subir y seguir subiendo para llegar hasta allí.
Los desniveles son tremendos, aunque se trata de una Sierra cuya máxima elevación son 1.181 metros las caídas sobre los valles se ven sobrecogedoras con precipicios con caídas escalofriantes de los que al asomarte te dejan sin respiración. El entorno es precioso, apetece sentarse y quedarse aquí disfrutando del vuelo de los buitres y esperando al paso de los rebecos o de algún jabalí despistado, como uno que estaba tranquilo en su cubil y se vio sorprendido por nuestra presencia.
Los últimos metros de subida y ya se intuye la arista final, los tramos de caliza son realmente espectaculares. Disfrutamos tranquilamente del paisaje, la temperatura es buena en este inverno atípico en el que la nieve no hace acto de presencia en nuestras montañas.
El asome a la crestería es espectacular, una caída vertical sobre El Llano y Aciera, lugar de donde salimos; aún más vertical sobre las aguas del pantano que parece tan pequeño desde donde nos encontramos, el valle se prolonga hacía Barcena, capital del Concejo de Quirós. Como narra Mundo en su libro sobre esta sierra es "difícil sustraerse al hechizo de aquellos tronos roqueros que se alzan por sus alturas". Aparecen ante nosotros los gigantescos espolones de los que habla: El Mantiegu, La Hoya, La Forcá, la Verde y el Cueto Mar.
Ni que decir tiene que la fauna abunda en este lugar, aparte de los buitres que hoy parecen disfrutar de la belleza del paisaje desde sus atalayan en las peñas, del jabalí que descansaba a la sombra tal vez después de una noche ajetreada en busca de comida, aparecen ellos, multitud de rebecos pastan tranquilamente al sol, como este precioso ejemplar que intentaba avanzar entre el cotoyal y que se preguntaba: ¿pero donde van estos?.
La sucesión de espolones su suceden, las caídas verticales a nuestra derecha son escalofriantes, hacía la otra vertiente se suavizan, por la cresta se avanza sin dificultad, subiendo y bajando de cada uno de esos espolones, disfrutando del cálido día y admirando el paisaje que te rodea, el camino se hace con calma, buscando los mejores pasos o caminos; la sierra parece corta pero engaña. Del Mantiegu, pasamos a la Hoya (1.194 m.) y ya rumbo al Cueto Mar.
Siempre me llamó la atención esos nombres de la montañas, el Cueto Mar y justo enfrente otra cumbre con nombre marinero; el Airuas Naval y es que la mar y la montaña en Asturias van de la mano hasta en los nombres de algunas montañas. La crestería es un continuo sube y baja en el que hay que estar siempre pendientes del camino, pero se camina bien, con cuidado, la última de sus cumbres parece cercana visualmente, pero engaña.
El Cueto Mar (1.173 m.) te obliga a una pequeña trepada, aunque si no deseas hacerla puedes rodearlo por la izquierda y el camino en subida te lleva de nuevo a la cresta y desde allí te acercas a esta preciosa atalaya ya del Concejo vecino de Proaza. Seguimos avanzando, la sierra no da tregua y continua la yincana del sube y baja.
La siguiente que sigue es el Redondu, su característica forma es inconfundible, su altura 1.166 metros; seguimos sumando.
El camino a veces se complica, o lo complicamos, descensos agarrándote a lo que puedes para flanquear peñascos verticales, a veces por nuestra derecha, otras por la izquierda, tramos a la sombra que permanecen helados y crujen ante nuestra pisada y el deseo de volver a salir de la nevera, volver al sol.
De vez en cuando echamos la vista atrás y el camino que hemos recorrido, cada uno de los peñascos ascendidos, también los flanqueados, el inicio de la cresta que parece tan lejano, los cimas, los flanqueos, los rebecos que siguen pastando tranquilamente mucho, mucho más abajo, vamos solos, con el sol, en un día espectacular para caminar por la montaña.
Hoy las térmicas no acompañan, los buitres se agolpan en sus atalayas y permanecen imperturbables contemplando el paisaje, girando sus cabezas para mirarnos, también como los rebecos preguntándose: ¿pero donde van estos?.
Las caídas verticales a nuestra derecha siguen siendo impresionantes, profundos barrancos que descienden hacía un abismo y también al valle por el que tendremos que pasar cuando bajemos de aquí arriba, pero aún queda, poquito pero queda. Parece que han tocada a arrebato y uno a uno los buitres van dejándose caer de sus atalayas y comienzan a danzar en el cielo, quien fuera buitre para disfrutar así de las montañas.
En algunos tramos evitamos la arista afilada, alguna cumbres acaban en desplomes verticales en los que no hay posible bajada, en otras hay que retroceder y buscar caminos incluso descendiendo más de lo que deseas, en algunas hay tramos que te obligan a cogerte con las manos o a apoyar el culo en el suelo y dejarte caer como puedas o como te deje el terreno hacer. Así es esta sierra de afilada.
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El ultimo tramo hasta llegar a la cumbre del a Forcá presenta un sendero muy marcado, incluso jitado, el camino te lleva hasta una collada, a la que volveremos para descender al valle, y prosigue hasta llegar a los 1.108 metros que es la altura que tiene esta última cumbre de la Sierra, a estas alturas ya no recuerdo en número de tronos roqueros que hemos ascendido y descendido. Una fotografía desde la cumbre a la zona por donde hemos llegado presenta una imagen de caos, ¡¡¡que preciosidad de montaña!!!.
Descendemos, pero esta vez no para avanzar, sino para retroceder hasta la collada, que recibe el mismo nombre que la cumbre: collada de la Forcá. Por un serpenteante camino que comienza en ella descenderemos por la canal del mismo nombre (para que ponerle otros) hasta el valle que se ve pequeño, pequeñito, allí abajo.
El sendero embarrado en algunos tramos no invita a la verticalidad, en algunos momentos hay que salirse a la hierba si no quieres darte una buena culada, la pendiente es pronunciada, pero el camino se encarga de ir zigzagueando por la canal y de cuando en vez, aparece algún rebeco que contempla el valle y al vernos parece decir: ¿pero donde van estos?.
La luna sale sobre el Airuas Naval para acompañar al sol que inicia su descenso y comienza a dejarnos en la sombra y con su ausencia llega el frio a nuestros cuerpos, parar, abrigarse, mirar al camino, seguir descendiendo, la pista que traza una recta en el valle cada vez esta más cerca. Finalmente llegamos a la Collada de Aciera, una mirada arriba para contemplar lo que hemos descendido, que arribita se ve todo.
Ahora tenemos que recorrer nuevamente lo que hemos recorrido por la afilada cresta de la Sierra pero ahora por el valle, en un camino ancho, en algunos tramos embarrado que nos irá devolviendo lentamente al pueblo de Aciera mientras el sol se esconde y deja sus últimos rayos sobre la Peña del Alba, que bonito nombre para una peña tan guapa; sobre el camino quedan impresas nuestras huellas que se unen a las de los que aquí habitan o por lo menos pasan.
Finalmente llegamos a Aciera, el pueblo envuelto en Navidad, sus calles engalanadas, los hórreos, paneras, casas, adornados para tal evento navideño, de cuento de hadas, regresamos al aparcamiento rodeados de gente y más gente que pasea por el pueblo, la noche ya nos envuelve, las luces navideñas que adornan el pueblo invitan a recorrerlo, miramos la canal por donde subimos y una estrella de orienta ilumina la entrada. Dejamos las mochilas en los coches y recorremos el pueblo.... (continuará).
Datos de la Ruta:
Inicio: Aciera (Quirós)
Tipo de ruta: Circular
Tiempo total: 8 horas y 1 minuto.
Desnivel acumulado: 1.185 metros.
Distancia recorrida: 9,03 kilómetros.
Tipo de ruta: Circular
Tiempo total: 8 horas y 1 minuto.
Desnivel acumulado: 1.185 metros.
Distancia recorrida: 9,03 kilómetros.
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Cuanto tiempo, Carlos...Estupenda ruta, un paseo fotográfico que alegra la vista.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra leerte Jesús. El día fue extraordinario y la montaña siempre nos regala preciosas fotografías e inmejorables vistas.
EliminarA caminhada pela montanha renova o espírito e nos traz momentos inesperados e inesquecíveis na natureza!
ResponderEliminarQue rota maravilhosa! As fotografias comprovam…
Um beijo
Es lo mejor para el cuerpo y el alma.
EliminarMuchas gracias y un beso también para ti.