DIALOGOS EN EL MISMO BORDE DE LA CHARCA
Y allí me las encontré, reposando tranquilamente sobre una de las piedras soleadas que emergían de aquella charca, justo en el lugar desde el que la noche anterior, estrellada y cálida, croaban sin cesar y allí muy cerca me agazapé en silencio, intentando que los juncos no crujiesen a mis pasos y ocultándome tras ellos me quedé observándolas, a los pocos minutos o tal vez segundos continuaron con sus croatidos, ambas se enfrascaron en una conversación sobre la misteriosa desaparición de los miembros de su especie, la más verde no tenía dudas, todos sus argumentos finalizaban en un único culpable: yo, bueno no yo solo, si nuestro género, el humano o sea nosotros, mientras que la otra rebatía todos sus argumentos mostrándose una defensora a ultranza de nuestra fingida humanidad, ambas defendían con vehemencia sus argumentos elevando la una sobre la otra cada uno de sus cros, que si no ves que los humanos nos contaminan nuestras charcas, que si no, no lo veo y cuando has visto tú a uno de ellos contaminando, que si no ves que nos capturan para comer nuestras zancas, que si tu y yo aún las tenemos y jamás he visto a una de nosotras sin zancas, que si están acabando con su propio planeta, que si que sabes tu de eso, que si les defiendes porque en otra vida fuiste humano, que si mira quien habla la que nunca salió de rana.... yo boquiabierto las escuchaba oculto tras aquellos juntos mientras la charca se iba poblando a medida que se acrecentaba la discusión de libélulas, mariposas, moscas y alguna intrépida abeja que como yo se posaban para asistir a aquel debate crosistico, de repente las dos casi a la vez se callaron, giraron sus cabezas hacía ambos lados y al vernos allí contemplándolas emitieron el último de sus cros casi a la vez que saltaron a la par sobre las turbias aguas de aquella charca.



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