Y ELLA ME MOSTRÓ CUAL ERA MI CAMINO...



caminante, detén aquí tus pasos, apenas fue un susurro imperceptible que se mezclaba con el viento, adormecido por el pisar de mis pies sobre aquella losas, el susurro se adentraba en aquel precioso jardín que desafiaba al frío de aquellas duras mañanas invernales que nos calaban y demostrando al duro invierno que la primavera no iba a abandonarle, caminante, detén aquí tus pasos,  volví a escuchar de nuevo aquel leve susurro proveniente de algún rincón de aquel jardín o edén en el que yo ya me encontraba, cansado me senté en uno de aquellos bancos de madera aposentados entre verdes plantas dejando que aquel calor primaveral en el que me encontraba aplacase mi fatiga, mi cansancio, aquella hermosa voz que surcaba rincones y chocaba contra aquellos enormes muros llegaba finalmente a mis oídos endulzándolos, pero os confieso que no fue nada comparado a aquel momento en el que mis ojos la descubrieron, tan pequeña, tan frágil, en aquel silencio, sentada en un tablón de madera sobre aquellas enormes losas que formaban aquel patio y de nuevo fue su voz la que nuevamente volvió a endulzar mis oídos, caminante, aquí está el final de tú camino y fue allí, en aquel lugar en el que el invierno se quedaba escondido tras la puerta donde ella me mostró cual era mi camino....



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