MI VIEJA AMIGA Y YO



"De pequeño quise tener un perro, 
pero mis padres eran pobres
 y 
sólo pudieron comprarme una hormiga". 

Woody Allen







Aquella tarde de cielos grises y silencios largos transcurría y yo alternaba mis instantes entre la contemplación de dos inquietos pájaros que pugnaban por alcanzar la rama más alta de un viejo olmo y el pasar lento de las hojas de un libro que estaba consumiéndome, el repentino sonido del teléfono me alejó precipitadamente de ambas inquietudes, aún así espere a que sonará tres, cuatro veces para alejarme definitivamente de aquellos pájaros y ese libro, a mi diga respondió una voz lejana y débil: tienes que venir; mi mente comenzó a desplazarse por el registro de voces almacenadas en ella, casi al instante que de mis labios salían seis palabras: cuanto tiempo sin oír tu voz; y casi sin dejarme terminar mis palabras aquella vocecita lejana y familiar, me dijo: he encontrado una flor y quiero subirme a ella contigo; mi respuesta no se hizo esperar mucho y un largo si volvió a salir de mis labios, aquella vocecita familiar, lejana y débil fue sustituida por el monótono sonido del teléfono al colgar, yo distraído de nuevo miré al olmo buscando a los pájaros, no los encontré, tampoco encontré la página del libro que estaba leyendo, así que lo cerré y me fui a por mi mochila,  salí y me fui caminando lentamente a su encuentro, no tardé mucho en encontrar el lugar en el que me había citado y allí mi vieja amiga y yo subimos juntos hasta la cima de aquella preciosa flor.

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