MARTINON




La historia se remonta a los duros y fríos inviernos del año 1.893, en uno de los rincones más salvajes y más inhóspitos del Concejo asturiano de Ponga, vivía en una majada un hombre que se llamaba Martinón, el lugar se llamaba Llué y estaba oculto entre las montañas y para llegar a él había que recorrer bosques y descender durante horas por parajes solitarios y caminos de montaña. Martinón disfrutaba allí de la soledad y de la hermosura de esas tierras ponguetas, era muy querido en las aldeas ya que siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera y solía visitarlas, en una de esas visitas conoció a Pascuala y acabó casándose con ella, y con ella se fue a vivir a Llué, con ella paso por Tolivia donde todos los vecinos se alegraron de que por fin Martinón viviese acompañado en Llue. Aquel invierno de 1.893 fue terriblemente duro y mucho más en un lugar tan alejado y tan solitario como Llué, nevó durante días y días sin parar cubriendo bosques, valles y montañas. Pascuala enfermó de tifus y aunque Martinón intentó curarla con pócimas y remedios la enfermedad no remitía y las tremendas nevadas no le dejan subir por la montaña y avisar en los pueblos vecinos. Al cabo de unos días Pascuala fallece.




Roto de dolor y desesperado por que la nieve le impide subir a su mujer hasta el cementerio de Tolivia para darle sepultura, va hasta la cercanías de un fresno y allí caba un agujero ne la nieve, donde la entierra, con las esperanza que amaine y poder subirla. Llega la noche y el gélido viento recorre la majada, nieva y el frío penetra por todos lor rincones de la cabaña, desde allí escucha el cercano aullido de unos lobos, al mirar fuera los ve intentando escavar en el lugar donde dejó a su mujer, sale y los ahuyenta, desentierra el cadáver y con él entra en la cabaña, así estará varios días, al amanecer la entierra al lado del fresno y al llegar la noche la mete en la cabaña, así hasta que el día 31 de enero con la nieve más dura decide subir a Tolivia, cubre a su mujer con unas mantas y se la echa a la espalda y sale por el camino hacía Redes, ascendiendo la larga y pronunciada cuesta que lleva hasta esa collada, allí duerme en una cuadra y al día siguiente consigue llegar a las cercanías de Tolivia, extenuado ve el humo de las casas y grita, un vecino del pueblo de nombre Valerio le escucha y llega hasta él, baja al pueblo y sube con ayuda, toda la aldea le acompaña hasta el cementerio donde abren un nueva fosa y en ella Martinón deposita el cuerpo de su amada Pascuala.



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