LA LEYENDA DEL TXANTXANGORRI
Cuenta una antigua leyenda vasca que en el principio de los tiempos hubo un lugar por los Pirineos en el que Etsai (diablo) construyó un caserío, cuentan que durante las noches en el caserío se escuchaba música y risas, estas atraían a los montañeses que vivían en las aldeas cercanas, y al llegar allí el Etsai les hacía pasar por un lugar de tierra blanda y cuando los montañeses dejaban en la tierra su huella les clavaba un clavo para que no pudieran huir y entonces les robaba sus almas.
Cuentan que Amalur (La Madre tierra) empezó a preocuparse, ella era la que lleva la cuenta de cuantas almas disfrutan de su abundancia, comenzó a notar que faltaban muchas, y un día decidió ir con algunas lamias (seres nocturnos que poseen una fisonomía antropomorfa y sexo femenino) a investigar. Durante muchas noches recorrió los Pirineos hasta que en una noche fría y oscura se detuvo, hizo un fuego para calentar a sus lamias, que estaban muertas de fío, cuando estaban allí calentándose en al fuego oyeron la música que venía del caserío.
Dejaron aquel fuego encendido, para poder orientarse cuando regresaran y se fueron hacía el caserío. Etsai las vio llegar, se ocultó y marchó hasta la hoguera y arrojó en ella su su manto para apagarla con la intención de desorientar a Amalur. Cuenta la leyenda que un pequeño pajarillo cogió una de las brasas y la colocó cerca de su pecho esperando al lado de la hoguera apagada a la Dama de Anboto y sus lamias.
Amalur ajena a la obra de Etsasi descubrió las huellas clavadas en la tierra y quitó los clavos que las retenían, las almas de los montañeses fueron liberadas y acompañadas por las lamias regresaron a sus hogares, mientras la Dama de Anboto colocó los clavos con las puntas hacia arriba. Etsai regresó al caserío con la intención de atrapar a Amalur, esta viendo que al diablo que se acercaba dijo en voz alta: “¿Que me pasa, que no puedo quitar mis pies de esta tierra?” y para que Etsai se acercara hacía movimientos como si quisiera liberarse.
La risa de Etsai fue fantasmagórica: "estás en mi poder, ahora deberás hacer lo que yo diga si quieres salir de aquí”, Amalur supo entonces que Etsai había caído en la trampa y poniendo cara de asustada le dijo: “ven y haz de mi lo que quieras, veo que estoy atrapada”. Etsai confiado, sintiéndose ganador dejó atrás su natural desconfianza, se acercó y quedó clavado en los clavos que Amalur había dejado ocultos más allá de dond ella se encontraba. Etsai comenzó a gritar: "¡Me atrapaste! suéltame y no molestaré mas a tu pueblo, lo prometo“.
La Dama de Anboto, lo dejó clavado en el txoko hechizado para que no volviese a molestar por mil años. Al marcharse de allí fue el pequeño pajarillo el que soplando la brasa oriento a la señora hasta el lugar donde había echo el fuego. Aquel pequeño pájaro era un Txantxagorri (petirrojo) y es por ello que tiene el pecho rojo, para recordar a todos los que lo ven que aquella noche en que orientó a Madre Tierra en su lucha contra Etsai.
Dicen que Etsai aún sigue atrapado en los clavos de aquella tierra blanca pero tened cuidado, si andáis por el monte durante la noche, tratar de no dejar huellas en la tierra blanda porque uno nunca sabe...










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