PASEO OTOÑAL POR EL BOSQUE DE PELOÑO


   Después de un tiempo alejado de los lugares que frecuento y disfruto me apetecía mucho volver y más en la estación en la que nos encontramos, el otoño es la estación para acercarse a los hayedos, para disfrutar de los recorridos por el interior del bosque y disfrutar de la belleza que este nos ofrece. Así que otra vez en Ponga y de nuevo en Les Bedules para realizar un pequeño paseo otoñal por el interior de ese enorme bosque que es Peloño.


   No podría deciros con certeza la cantidad de veces que he pisado Les Bedules, pero unas muchas, asomarse desde aquí para contemplar esa montaña que califican de perfecta y lo es (foto superior) ya casi es suficiente motivo para acercarse a este lugar en el que dan comienzo las rutas que parten hacía Peloño y otros rincones del Parque Natural de Ponga. Hoy, vamos a tomar la pista principal que se dirige a Biforcadera, ya pronto comenzara el bosque a mostrarnos detalles otoñales, aunque, le falta, le falta, no mucho pero un poco si. Lo que pronto descubriremos es la enorme cantidad y variedad de setas que encontraremos por el camino y en los prados aledaños.


   Desde Biforcadera continuaremos de frente por la pista en dirección al Collado Granceno, impresionante esa vista que tendremos a nuestra izquierda en el sentido de la ruta sobre los Beyos y el Macizo Occidental de los Picos de Europa, el camino continúa ofreciéndonos detalles, la belleza de acebos y serbales con ese rojo fruto que cuelga de ambos árboles, las setas de todos los tamaños, colores, formas y las hayas que comienzan a coger algo de esas tonalidades otoñales que siempre nos regalan, así disfrutando del camino llegaremos a la Collada Granceno, cruce de caminos y de rutas. Continuaremos de frente por las balizas que se dirigen a la Collada Guaranga, pero a los pocos metros dejaremos el camino para tomar un camino que desciende hacía el bosque y se interna en Peloño.


   El camino va descendiendo por el Monte de los Bustiellos adentrándose lentamente en el bosque, son tantos los detalles que casi te obligan a detenerte a cada paso, nos cruzamos con rincones espectaculares, árboles cubiertos de musgo, claros repletos de setas, y el bosque, así vamos descendiendo hasta cruzar el arroyo de los Bustiellos para continuar ahora en semillano hacía la pradería de la Vegadona donde optamos por dejar el camino que se adentra en esa preciosa pradera y continuar subiendo hasta el lugar conocido como La Palanca, pero sin llegar a ella tomamos otro camino que continúa de frente en dirección al río de la Canalita.


   El bosque esta para ser pisado, para adentrarse en el y rebuscar en los pequeños senderos, para detenerse entre las hayas y esperar que el sol salga y las ilumine, para seguir y pisar hojas, para contemplar como unas pequeñas setas pueden ser la cosa más hermosa que uno puede contemplar, el bosque esta esperando aún al otoño, pero ya tiene trazas de él, hermoso, muy hermoso. Después de atravesar el Canalita continuamos por el Monte Busbueñu hasta llegar al cruce con otro de los arroyos que descienden por Peloño, se trata de la riega de la Sangrera que no cruzamos.


   Allí a la orilla del arroyo de la Sangrera que desciende con muy poca agua retrocedemos sobre nuestros pasos de nuevo al Canalita, que también baja muy seco y retrocedemos de nuevo hacía La Palanca, subimos hacía las casas ahora en ruinas, como curiosidad os diré que en este lugar, en La Palanca se instaló el primer teléfono que se puso en todo el Concejo de Ponga, ahí es nada, en mitad de un inmenso bosque. Dejamos las ruinas de La Palanca para subir a la pista que viene de la Collada Guaranga y tomarla en dirección a la de Granceno, nos elevamos como los buitres que sobrevuelan el bosque (que envidia) y seguimos disfrutando del paseo, de las hayas, de los líquenes, del musgo y como no de las muchas setas y hongos.


   Y volvemos de nuevo a Granceno, para cerrar la circular por el inmenso bosque de Peloño, calificado como el blasón de los hayedos asturianos, con más de doscientos mil ejemplares de hayas. Ahora volvemos sobre los pasos que recorrimos por la mañana y ya casi cayendo el día la luz cambia y también el bosque y la belleza de los Montes del Rasu y los Nevarinos y en un rincón de uno de esos dos bosques surge el pequeño poblado de sus moradores, una buena cantidad de setas, amanita muscaria (foto inferior), que embellecen aún más este recorrido. Finalmente el camino nos deja de nuevo en Les Bedules mientras la tarde llega a su fin.


   José Hierro en su poema "Viento de Otoño" escribió estas dos estrofas "Hoy da el otoño suelta a sus manadas/¿No sientes a lo lejos sus pisadas?", a este otoño le falta aún, le falta a los bosques sus llegada pero se siente, se siente su presencia no muy lejana. Y allí en Les Bedules mientras contemplo como las últimas luces del día descienden sobre el Recuencu a mi mente se viene una canción de Passenger que se titula "All The Little Lights", espero que os haya gustado este pequeño paseo por Peloño y como no también la canción de Passenger.

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Ficha de la ruta

Lugar de salida: Les Bedules (Ponga-Asturias)
Lugar de llegada: Les Bedules
Tipo de ruta: Circular desde Granceno
Recorrido: Les Bedules - Biforcadera - Collado Granceno - Monte los Bustiellos - La Palanca - Riega de la Sangrera - La Palanca - Collada Granceno - Biforcadera - Les Bedules..   
Km. recorridos: 20,91 km.
Desnivel acumulado: 619 metros.
Tiempo total ruta:  7:19
Dificultad:  Media

OJO: El usuario del GPS debe usar el sentido común y prestar atención, especialmente en zonas de orografía complicada y en condiciones climatológicas adversas (niebla, nieve, etc.) para evitar exravíos y/o accidentes.

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