LAGRIMAS DE HADA
Cada vez que un chico dice "no creo en las hadas"
hay un hada en algún lado que cae muerta.
Extraído de "Peter Pan"
James Matthew Barrie
Dicen aquellos que las han visto que las hadas también lloran, tal vez pensemos que lo hacen como lo hacemos nosotros, pero no, ellas no lo hacen como lo hacemos los humanos. El llanto de las hadas, su llanto no se pierde en los pañuelos, ni en las manos, ni tampoco cae al suelo, ni siquiera ni se evapora en el aire. Cuando lloran de alegría, sus lágrimas se convierten en diminutas cuentas de colores brillantes y después con ellas las hadas hacen pequeñas joyas: collares, pendientes y colgantes con los que adornarse y que siempre llevan puestos para recordar el motivo que les provocó esa felicidad que les hizo llorar.
Pero si su llanto es de dolor, es distinto su destino. Cuando los antiguos espíritus del bosque oyen a las hadas llorar de pena, desde el mismo corazón de la tierra hacen brotar un árbol frondoso, azul y luminoso como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva prendida a sus ramas que crecen y crecen sin parar.
Todas las hadas han vertido muchas lágrimas por los niños que nunca las conocerán porque cortaron el camino de su vida el hambre, el frío o el miedo. Y saben que el Árbol nunca dejará de crecer, que nunca cesará la violencia ni la injusticia. Pero se consuelan teniendo un lugar tan especial donde guardar su pena, porque un árbol crece hacia las alturas y la luz:, hacia esa paz que aún puede ser posible.
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