BUHO REAL
Los datos están ahí, son escalofriantes, cada año más de 30.000 aves mueren al chocar contra la tela de araña de cables eléctricos que hay distribuidos por nuestro país, todo esto a pesar de que la REE (Red Eléctrica Española) ha señalizado 600 kilómetros de sus cables con unos dispositivos denominados salvapájaros, que son unas espirales de plástico que se sujetan al cable.
Algunas aves menos, unas miles mueren por impacto contra las aspas de los eólicos, la mayoría de ellos grandes aves, la solución para reducir esta mortandad puede estar en pintarlas de colores según estudios realizados por investigadores de la Universidad Loughborough, en Reino Unido.
Otro dato sobrecogedor es que en España se estima que entre 103.000 y 405.000 aves resultan muertas por prácticas ilegales cada año.
Pero algunas de esas aves solo resultan heridas, algunas de ellas llegan a centros de recuperación, unas pocas logran regresar a la naturaleza, otras la inmensa mayoría muere y el resto solo pueden vivir en cautividad, ya que presentan graves secuelas que les impide volar o alimentarse por si mismas.
Esta pareja de buho real, el macho en la primera de las fotografías y la hembra en el resto, son dos de esos ejemplares que se han salvado milagrosamente de una de estas tres circunstancias, ambos viven en cautividad, se pueden observar a través de un túnel de observación con cristales espejados que permite contemplarlas sin molestarlas, ambos ejemplares crían en cautividad y sus polluelos una vez alcanzan la edad para ello, son puestos en libertad.
Apena y mucho contemplar como un ave tan hermosa como el búho real, al que he tenido la suerte de ver y fotografiar en libertad (ver aquí) se ve impedido de vivir en libertad por algo tan lamentable, sea el impacto contra cables eléctricos, aspas de eólicos o caza ilegal,
Fotografías realizadas en el FCQ (Centro de Visitantes de la Fauna Pirenaica) de Ainsa (Huesca).









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